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Corea del Norte dice haber puesto en órbita satélite militar de vigilancia, contraviniendo a la ONU que prohíbe utilizar tecnologías de misiles balísticos y que fue condenado firmemente por Estados Unidos y Japón.
El cohete, que despegó este 21 de noviembre por la noche, siguió la trayectoria prevista y «logró poner en órbita al satélite Malligyong-1», indicó la agencia oficial norcoreana KCNA. Antes, el ejército surcoreano anunció haber «detectado a las 13H43 GMT un supuesto satélite de vigilancia militar». Por su parte, Japón dio cuenta del lanzamiento de un misil de Corea del Norte, que el primer ministro Fumio Kishida condenó con «la mayor firmeza posible».
«Incluso si llaman a eso un satélite, el lanzamiento de un objeto que utiliza la tecnología de los misiles balísticos es claramente una violación de las resoluciones de las Naciones Unidas», recalcó el primer ministro. El lanzamiento «eleva las tensiones y corre el riesgo de desestabilizar la situación de seguridad en la región y fuera de ella», afirmó en tanto, en un comunicado, la portavoz del Consejo de Seguridad Nacional estadounidense, Adrienne Watson.
Ante el anuncio del lanzamiento, el gobierno japonés ordenó brevemente a los habitantes de la región de Okinawa, en el suroeste del archipiélago, ponerse a cubierto.
Corea del Norte informó con anterioridad a Japón de su intención de lanzar un satélite a partir del miércoles, según Tokio, en un tercer intento, tras dos fracasos en mayo y en agosto. Pyongyang designó en agosto tres áreas marítimas susceptibles de verse afectadas por el lanzamiento previsto en aquel momento: dos en el mar Amarillo, al oeste de la península coreana, y una tercera en las aguas situadas al este de Filipinas.
«Las zonas de peligro mencionadas por Corea del Norte esta vez corresponden a las anunciadas durante su proyecto de lanzamiento de satélite en agosto», comentó un responsable surcoreano citado por la agencia de prensa Yonhap.
Seúl llevaba semanas advirtiendo que Pyongyang estaba en las «últimas etapas» de la preparación de un nuevo lanzamiento de satélite espía. El reciente acercamiento entre Corea del Norte y Rusia preocupa a Estados Unidos y sus aliados surcoreano y japonés. Según Seúl, Pyongyang suministra armas a Rusia a cambio de tecnologías espaciales rusas.
A inicios de noviembre, el secretario de Estado estadounidense Antony Blinken denunció los vínculos militares «crecientes y peligrosos» entre Corea del Norte y Rusia. Corea del Norte procedió este año a un número récord de ensayos de misiles, pese a las sanciones internacionales y a las advertencias de Estados Unidos, Corea del Sur y de sus aliados. El país calificó además de «irreversible» su estatus de potencia nuclear.
El portaaviones de propulsión nuclear USS Carl Vinson llegó el martes al puerto de la ciudad surcoreana de Busan (unos 350 kilómetros al sureste de Seúl), según informó la Marina del país asiático, en una nueva exhibición del mecanismo de disuasión establecido por Washington y Seúl frente a Pyongyang.
El navío llega acompañado de su grupo de ataque y busca «incrementar la visibilidad regular de los activos estratégicos de Estados Unidos, cumpliendo las promesas de disuasión ampliada y mejorando la postura de defensa combinada», explicaron las Fuerzas Navales de Corea del Sur en un comunicado.
El texto indica que la llegada del buque está en línea con el fortalecimiento de la llamada disuasión extendida o ampliada, que Washington y Seúl acordaron este año y que ha implicado, entre otras cosas, un incremento en la frecuencia con la que el Pentágono despliega en la península sus armas estratégicas y la creación del llamado Grupo de Consulta Nuclear (NCG), mecanismo para coordinar respuestas estadounidenses a posibles ataques de Corea del Norte, incluyendo la opción nuclear.
El secretario de Defensa estadounidense, Lloyd Austin, ya adelantó la semana pasada la llegada del USS Carl Vinson, que visitó la península por última vez en 2017 y es el tercer portaaviones estadounidense que visita Corea del Sur este año tras el USS Nimitz en marzo y el USS Ronald Reagan en octubre.
Su llegada a Corea del Sur «demuestra la sólida postura de defensa combinada», así como «la firme determinación de responder al avance de las amenazas nucleares y de misiles de Corea del Norte», afirma en el mencionado comunicado el director del centro de operaciones marítimas de la flota surcoreana, Kim Ji-hoon.
La llegada del USS Carl Vinson se produce horas después de que Pionyang notificara una ventana de lanzamiento que abarca del 22 de noviembre al 1 de diciembre para tratar de poner en órbita su primer satélite de reconocimiento, una acción que Seúl y Washington consideran una violación de sanciones de la ONU, que prohíben al régimen testar tecnología de misiles balísticos.
En la víspera mismo, el jefe de operaciones del Estado Mayor Conjunto (JCS) surcoreano, Kang Ho-pil, aseguró que Seúl tomará las «medidas necesarias» si Pionyang sigue adelante con el lanzamiento, en aparente referencia a la suspensión parcial de un acuerdo intercoreano de 2018 pensado para rebajar la tensión militar en las zonas fronterizas entre ambos países, técnicamente aún en guerra.
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