INTERNACIONAL
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La reunión mundial para abordar la emergencia del calentamiento global que arranca en Dubái, Emiratos Árabes Unidos, la COP28, reúne a miles de líderes globales, activistas, científicos y representantes de la industria y la sociedad en busca de soluciones en una encrucijada clave para el futuro climático y energético del planeta.
La cooperación entre naciones será puesta a prueba en esta COP28 que anunció cerca de 97.000 inscritos, más del doble que la anterior cita.
Los temas claves son los siguientes: acordar un abandono progresivo de los combustibles fósiles, asegurar la financiación suficiente para una transición justa y sostener el objetivo de calentamiento global recomendado por la ciencia en un contexto de creciente falta de confianza en los compromisos de los gobiernos, así como entre los países ricos y el Sur Global.
Según los climatólogos, para cumplir con el objetivo de una neutralidad cero de emisiones de aquí a mediados de siglo, hay que reducir drásticamente, a un ritmo mucho más elevado, el uso del petróleo, el gas y el carbón. Los negociadores llevan años discutiendo en el seno de la COP sobre si hay que hacer un llamado al «abandono total» de los combustibles fósiles, o «gradual».
El año 2023 será según todos los indicios el más cálido de la historia. Y el mundo emitió este año más gases de efecto invernadero (que provocan el calentamiento) que nunca. La temperatura media el año pasado ya estaba en +1,15 ºC respecto a la era preindustrial.
La COP28 se celebra a lo largo de 13 días (hasta el 12 de diciembre) en el enorme parque de exposiciones emiratí, la séptima potencia petrolera mundial, lo que ha provocado fuertes críticas de organizaciones ecologistas y observadores.
A la cita deberían acudir entre otros el rey Carlos III, el presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva, el colombiano Gustavo Petro o el español Pedro Sánchez. En cambio, el papa Francisco tuvo que anular finalmente su presencia por recomendación médica, a causa de una gripe.
Una vez adoptada la agenda de la conferencia, Dubái acogerá durante dos días, el viernes y sábado, a más de 140 líderes mundiales. El presidente israelí, Isaac Herzog, y el jefe de la Autoridad Palestina, Mahmud Abás, han confirmado su presencia.
Y también debería pronunciarse ante esta cumbre climática el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, mientras que el presidente ruso Vladímir Putin estará ausente, aunque su país se muestra activo en las tensiones que rodean la cita.
Comienza en Dubái (Emiratos Árabes) la cumbre sobre cambio climático de las Naciones Unidas (COP28) en medio de la polémica. El país es uno de los principales productores de petróleo y el director de la compañía petrolera estatal, Sultán Al Yaber, ejerce como presidente de la cumbre. Todo ello en el año más caluroso jamás registrado y en el que los efectos de la crisis climática están haciendo estragos en la región con la intensificación de los eventos meteorológicos extremos. Apenas hace unos días, las autoridades mexicanas elevaron a medio centenar el número de muertos como consecuencia del huracán Otis.
La quema de combustibles fósiles es uno de los principales contribuyentes al aumento de la temperatura global debido a las emisiones de los gases de efecto invernadero que genera. Por ello, la desconfianza crece entre los participantes de la cumbre que, como en anteriores ocasiones, contará con la participación de organizaciones de la sociedad civil latinoamericana, entre ellas, CAN (Climate Action Network) Latinoamérica. Además del contexto en el que se lleva a cabo la cumbre, «la poca credibilidad está mayormente asociada al incumplimiento sistemático de los países industrializados de los compromisos de reducción de emisiones y de financiamiento», dice a DW Alejandro Alemán, coordinador de la red.
La eliminación de los combustibles fósiles seguirá generando controversia, ya que, para muchos países, incluidos algunos en la región, la explotación de estos recursos es una fuente de desarrollo económico. «Los países de América Latina siguen dependiendo fuertemente de los combustibles fósiles», recuerda a DW Manuel Pulgar-Vidal, Líder Mundial de Clima y Energía de WWF Internacional.
«Muchos medios internacionales dicen que quienes van a salvar a Europa de la crisis energética son Brasil, Guyana y Venezuela, donde se acaba de descubrir una gran cantidad de yacimientos de petróleo y gas», agrega Alemán, recalcando que ya se están reforzando las relaciones de cooperación con dichos países.
«En el mediano plazo no hay ningún interés de dejar los combustibles bajo tierra», lamenta el coordinador de la red latinoamericana, que seguirá reclamando justicia climática para lograr que «las regiones industrializadas, históricamente responsables de la generación de la crisis climática, dejen de escudarse de esa responsabilidad que transfieren al Sur Global». Así, recuerda que «Centroamérica representa solo el 0,03% de las emisiones históricas globales».
La principal novedad de esta cumbre es el «Balance Mundial», la primera evaluación de la aplicación del Acuerdo de París adoptado en 2015. Su objetivo «es determinar cómo estamos en los niveles del avance del cumplimiento de Acuerdo de París y de los compromisos que cada uno de los países se han planteado a través de sus NDCs (Compromisos Nacionales Determinados) o a través de estrategias a largo plazo», aclara Pulgar-Vidal, lamentando que estos «no se están cumpliendo, estamos yendo muy lentos e incluso algunos países no están desarrollando las acciones a las que se habían comprometido».
En el caso de la región, el ex ministro de Medio Ambiente peruano apunta que «si bien los países tienen sus estrategias de corto plazo, muchos países de América Latina, incluido mi país, siguen teniendo pendiente su visión al 2050». Ello significa que «no han establecido una visión clara de cómo van a salir de los combustibles fósiles ni cómo van a incrementar las energías renovables», lamenta el líder de la organización conservacionista. No obstante, confía que «el Balance Mundial fuerce a los países de América Latina a, primero, establecer su visión y sus planes para cumplir con esa visión, y, segundo y en función de eso, a empezar a acercarse unos a otros para establecer algunas medidas de colaboración que a día de hoy no existen».
Para Sandra Guzmán, Directora General del Grupo de Financiamiento Climático para Latinoamérica y el Caribe (GFLAC), dicho balance debe destacar la brecha de financiación existente para lograr la transferencia de los 100 mil millones de dólares comprometidos desde 2009 por países desarrollados a países en desarrollo. «También es crucial abordar las brechas entre el financiamiento destinado a la adaptación y la mitigación, siendo este último el principal receptor, con más del 80%», asegura.
Asimismo, en el marco de la cumbre, la región seguirá con atención las negociaciones sobre el Fondo dedicado a pérdidas y daños, que se acordó en la COP27 para cubrir la demanda histórica de financiamiento de los países vulnerables al cambio climático que ya no pueden adaptarse a este desafío global.
Aunque se han llevado a cabo cinco reuniones previas a la COP28, en la cumbre «se deben acordar los siguientes pasos del Fondo, en el que será clave determinar un camino que garantice el acceso directo, y fuentes que eviten incrementar la deuda, además de que sean adicionales al financiamiento para la mitigación y para la adaptación», concluye Guzmán.
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