INTERNACIONAL

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Foto: UNMISS*

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La determinación fue sometida a votación en el Consejo de Seguridad que decidió poner fin a la misión de la ONU en Sudán. Human Rights Watch lamentó la decisión.

El Consejo de Seguridad puso fin el viernes a la misión de la ONU en Sudán (UNITAMS), una misión de carácter político formada para propiciar la transición política en el país, plegándose así a la petición del Gobierno militar de Jartum.

El fin del mandato quedó oficializado en una resolución aprobada por 14 votos y una abstención, cuyo texto establece que la misión terminará el 3 de diciembre y al día siguiente debe comenzar el proceso de transferencia de sus operaciones y bienes, sea a las agencias humanitarias de la ONU o al propio Gobierno.

El pasado 16 de noviembre, el enviado de Jartum ante la ONU planteó ante el Consejo de Seguridad la petición de su país de acabar de forma «inmediata» con el mandato de UNITAMS, arguyendo que en este momento ya no responde a las aspiraciones del pueblo sudanés, y que el Gobierno necesita tener con la ONU «una fórmula nueva, apropiada y acordada (entre las partes)».

En realidad, esa petición culmina un período de tensión de varios meses entre la misión de la ONU y el Gobierno, principalmente desde que estalló una revuelta en el país que enfrentó a dos facciones del Ejército, y que supuso el final «de facto» del período de transición con el que se había comprometido el Gobierno y que justificó el establecimiento de la UNITAMS.

La organización Human Rights Watch emitió hoy un comunicado lamentando que la decisión del Consejo de hoy suponga «la culminación de una abdicación catastrófica de responsabilidad para con los civiles de Sudán en un momento en que el riesgo de atrocidades y abusos a gran escala es mayor que nunca».

La terminación de la UNITAMS recuerda a lo sucedido en otro país del Sahel, Mali, donde el Gobierno ─igualmente una junta militar surgida de un golpe de Estado─ exigió la salida de la misión de la ONU, en su caso una misión de mantenimiento de paz o de cascos azules, tras acusaciones de injerencia en el proceso político interno.

El pasado miércoles, el secretario general de la ONU, António Guterres, lamentó en una rueda de prensa que la lucha de dos facciones militares en Sudán se produzca a espaldas de los intereses del pueblo sudanés, pero aseguró que el trabajo humanitario de las agencias de Naciones Unidas seguirá en el país pese al fin de la misión política.

En un mensaje tras conocerse la decisión del Consejo, Guterres agradeció a todos los trabajadores de UNITAMS «su servicio al pueblo de Sudán y su resiliencia», en especial tras el estallido de la revuelta.

«El secretario general continúa estando profundamente preocupado por la escalada de conflicto en Sudán y su devastador impacto en los civiles», dijo en un comunicado el portavoz de Guterres, Stéphane Dujarric.

La oficina recordó también el reciente nombramiento de Ramtane Lamamra como enviado de la ONU al país, y dijo que el diplomático argelino se encargará de supervisar las negociaciones de paz junto a la Unión Africana y la Autoridad Intergubernamental sobre el Desarrollo (IGAD, en inglés).

Arabia Saudita, que patrocina junto con Estados Unidos el diálogo en Sudán, confirmó el jueves la reanudación de las negociaciones entre el Ejército sudanés y el grupo paramilitar Fuerzas de Apoyo Rápido (FAR), encaminadas a poner fin a un conflicto que dura ya seis meses y que ha causado más de 9.000 muertos, reportaron varios medios con base en información publicada por el ministerio saudita de Asuntos Exteriores.

El ente dijo en un comunicado que el diálogo, suspendido en junio, será reanudado este jueves en la ciudad portuaria saudita de Yeda, en el mar Rojo, bajo patrocinio de Riad, Washington y la Autoridad Intergubernamental de Desarrollo (IGAD), un bloque de ocho países del este de África.

«El Reino de Arabia Saudita se congratula por la reanudación de las conversaciones entre representantes de las Fuerzas Armadas sudanesas y representantes de las Fuerzas de Apoyo Rápido en la ciudad de Yeda», dijo el comunicado, citado por la agencia de noticias AFP.

El Ejército y las FAR, enfrentados en una guerra abierta en Jartum y el oeste de Sudán desde el 15 de abril, han acordado varias treguas humanitarias, pero ambos bandos se han acusado de no respetarlas, motivo por el que las negociaciones de Yeda fueron suspendidas por los patrocinadores en junio pasado.

La guerra en Sudán estalló después de que las FAR se rebelaran contra el Ejército por desacuerdos sobre la integración de los paramilitares dentro de las Fuerzas Armadas, y en medio de un proceso de transición tras un golpe de Estado urdido por los militares en 2021.

Además de los casi 10.000 fallecidos, la violencia ha provocado el desplazamiento interno y externo de casi 6 millones de personas, mientras que otros 25 millones de sudaneses están en necesidad apremiante de ayuda humanitaria, según la Oficina de las Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA).

*Imagen ilustrativa.

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