ARGENTINA

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Presidente electo, Javier Milei / Foto: Mídia NINJA

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La inflación de más de 140% anual, será un largo combate que demandará «entre 18 y 24 meses para destruirla y llevarla a los niveles más bajos internacionales», dijo Javier Milei en declaraciones radiales. Su primer paso será emprender una fuerte reforma del Estado que incluirá privatizaciones, indicó.

Las empresas públicas, desde YPF hasta los poderosos medios de comunicación que administra el Estado, como también Aerolíneas Argentinas, han sido históricamente deficitarias y manejadas por políticos oficialistas y opositores.

«Todo lo que pueda estar en las manos del sector privado va a estar en manos del sector privado», declaró, y señaló entre las empresas a privatizar a la petrolera YPF y los medios de comunicación estatales. «Vamos a arrancar primero con la reforma del Estado, poner en caja las cuentas públicas muy rápidamente», añadió. Milei debe asumir la presidencia el 10 de diciembre para un período de cuatro años, una ceremonia a la que invitó ya al expresidente brasileño Jair Bolsonaro.

En cambio, el actual mandatario Luiz Inacio Lula da Silva, a quien Milei ha descalificado como «corrupto» y «comunista», no asistirá a la investidura, según una fuente del gobierno brasileño.

Comparado con frecuencia a Bolsonaro y al exmandatario estadounidense Donald Trump por sus posiciones, Milei se muestra contrario al aborto, legalizado en Argentina en 2020, y niega que el cambio climático sea provocado por la actividad del ser humano.

Una reunión con el presidente justicialista de centro-izquierda Alberto Fernández está pendiente para iniciar la transición de gobierno. Desde 2003, Argentina ha estado gobernada por el peronismo de la actual vicepresidenta y dos veces mandataria Cristina Kirchner, salvo por el período del derechista Mauricio Macri (2015-19).

En el período de ocho años de Cristina Kirchner el gasto público como porcentaje del PBI creció del 22 % al 40 %, indican las cifras oficiales.

«Quedó demostrado que la mayor parte de los argentinos quieren un cambio», dijo a la AFP Oscar Sario, un jubilado de 68 años.

El presidente electo anunció que viajará de manera privada a Estados Unidos e Israel. El triunfo de Milei no tuvo un efecto inmediato en los volátiles mercados de Argentina, por ser este lunes día feriado. Sin embargo, las acciones argentinas que cotizan en Wall Street registraron fuertes alzas, especialmente la estatal petrolera YPF.

Sus principales desafíos serán bajar la inflación, equilibrar las cuentas públicas, eliminar el control de cambio y recortar el gasto público. Propone metas más duras que las del Fondo Monetario Internacional, organismo con el cual Argentina mantiene un acuerdo por 44.000 millones de dólares desde 2018.

Kristalina Georgieva, directora gerente del FMI, felicitó este lunes a Milei. «Esperamos trabajar estrechamente con él y su administración en el próximo período para desarrollar e implementar un plan sólido para salvaguardar la estabilidad macroeconómica y fortalecer el crecimiento inclusivo para todos los argentinos», escribió en la red social X.

Milei aspira a acabar con los subsidios a los servicios públicos, y eliminar impuestos a la exportación. También aseguró que impulsará el fin del control de cambios establecido en 2019, pero antes quiere saldar la deuda emitida por el Banco Central, a través de bonos.

Sobre el Banco Central, Milei reiteró que será suprimido «porque es un consigna de índole moral: robar está mal». En cuanto a la idea de dolarizar la economía, fue más ambiguo este lunes. «El eje central es cerrar el Banco Central, después la moneda será la que elijan los argentinos libremente», afirmó.

Milei advirtió que empezará con sus reformas de inmediato porque «no hay lugar para gradualismo, para tibiezas ni para medias tintas». Pero requiere de fuerte respaldo político. Aunque obtuvo una importante votación en las elecciones parlamentarias parciales de octubre, su partido La Libertad Avanza tiene solamente siete de los 72 senadores y 38 de los 257 diputados, por lo que dependerá de alianzas.

La sacudida política que ha supuesto el triunfo de Javier Milei abre interrogantes en la región, ante el carácter disruptivo de muchas de sus declaraciones de campaña y la gran incógnita de cómo gobernará realmente.

Observadores lo califican de impredecible. Al margen de las felicitaciones de rigor que han hecho llegar los presidentes latinoamericanos al ganador de las elecciones argentinas, las primeras señales en el ámbito internacional dan que pensar.

De acuerdo con la agencia EFE, el expresidente brasileño, Jair Bolsonaro, acudirá a la toma de posesión de Milei el 10 de diciembre, tras haber recibido una invitación. En cambio, hay versiones que no lo hará el presidente Luiz Inácio Lula da Silva. Un mal preámbulo diplomático para las relaciones entre los dos grandes países sudamericanos y ejes del Mercosur.

Pero, según el politólogo César Augusto Chamorro, graduado en Postdam, Alemania, la realidad probablemente se impondrá. «Milei se da cuenta de que todo lo que dijo en la campaña no es tan factible en la realidad. Porque Argentina necesita de Brasil, necesita de la región, no puede cerrarse», opina.

En este contexto, vaticina que Lula va a intentar un acercamiento. «Y Milei va a estar obligado a aceptarlo, porque la misma industria argentina no puede perseguir ese tipo de políticas. Porque es casi imposible, es autodestruirse. Los mismos bancos argentinos, las familias dueñas de los bancos argentinos, no pueden seguir la política que planea él. Porque también es autodestruirse», considera.

No obstante, el resultado del balotaje argentino tiene repercusiones de fondo en la región. «Estamos viendo a lo largo y ancho de América Latina la aparición de otros tipos de liderazgo de “ultraderecha”», dice a DW Cristóbal Rovira, profesor de Ciencias Políticas de la Universidad Católica de Santiago de Chile. «Quienes están tratando de profesar ideas similares a las de Milei en Chile, en Perú o en otros países de América Latina, observan lo que allí sucede y ven que es un tipo de estrategia que eventualmente conviene imitar», explica.

El académico chileno hace notar, además, que parte del éxito no corresponde sólo a Milei, sino también a la derecha convencional, refiriéndose al partido PRO, del expresidente argentino Mauricio Macri, que apoyó finalmente al populista de derecha. «Creo que es otro llamado de atención de lo que podría suceder en otros países de América Latina, donde las derechas convencionales muy rápidamente están dispuestas a establecer una alianza, a veces tácita y otras veces más explícita, para acceder al poder».

A juicio de Rovira, Milei es un caso más en el marco de una ola que recién está empezando a emerger en América Latina. «Lo que me preocupa mucho es que no podemos comprender el ascenso de estas ultraderechas sin su capacidad de terminar fagocitando a las derechas convencionales, que es lo que terminó pasando en el caso de Brasil, es lo que está pasando en el caso de Argentina, y es lo que en cierta medida estamos observando también en el caso chileno, donde hay un diálogo muy fluido entre esa derecha convencional y la ultraderecha; y quien termina ganando en ese diálogo es simplemente la ultraderecha», analiza.

Es lo que prevé que ocurrirá en el caso argentino. «Independientemente de lo que suceda el día de mañana con Javier Milei, mi apuesta sería que el partido de Macri va a desaparecer, no necesariamente como organización, pero en términos de su ideología política va a terminar siendo la versión light de esa ultraderecha».

Chamorro tiene una interpretación diferente: «Detrás de Milei está el expresidente Macri. Macri es el ganador de la elección. El todavía conserva su poder», afirma.

Ambos analistas coinciden en que habrá que esperar a ver cómo gobernará en realidad Milei. Mientras Chamorro prevé que su proyecto de liberalizar el comercio lo llevará a abrirse a pactos con otros países en este plano, Rovira destaca el carácter «aislacionista» de este tipo de liderazgos, que intentan aplicar sus políticas sin un mayor diálogo ni coordinación con sus vecinos.

Refiriéndose a su país, el politólogo chileno plantea que «proyectos que eventualmente podrían necesitar la coordinación entre ambos países, cuestiones de cambio climático, cuestiones de energía, cuestiones migratorias, van a ser muy difíciles de llevar a cabo. En parte porque nosotros tenemos un Gobierno de izquierda, que está en las antípodas de lo que es Milei; pero, independientemente de quién esté en La Moneda, estos tipos de liderazgo no tienen interés en relaciones multilaterales. Las buenas costumbres se van a mantener, pero tratar de avanzar en una mayor integración va a ser sumamente difícil».

Más allá de los efectos inmediatos, el profesor de la Universidad Católica de Santiago recalca su preocupación, «no porque la democracia vaya a sucumbir de la noche a la mañana, sino porque se pavimenta el camino para un proceso de erosión democrática en cámara lenta, como lo hemos visto en otros países del mundo», explica: «Cuando esos partidos de derecha convencional desaparecen o terminan quienes sufren son los sistemas democráticos».

Otro artículo de interés: Drástico cambio en política argentina

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