INTERNACIONAL
Lectura: 6 minutos
El presidente de la Unión Africana, Moussa Faki, invitó en cumbre de iniciativa alemana Compact with Africa a invertir en potencial del continente, también en materia energética, en favor de ambas partes.
Faki habló del «extraordinario potencial que se puede explotar, tanto para el sector privado en Alemania como en Europa y en todo el mundo que quiera invertir», que «permitirá obtener beneficios, que es muy rentable» y, en segundo lugar, «generar energía limpia, energía renovable, preferiblemente energía verde».
«Eso es posible y es en interés de toda la humanidad», añadió, y se refirió a los 30 millones de metros cuadrados de superficie, a los 1.450 millones de personas, al 60 % de tierras agrícolas no utilizadas en África, a la cuenca del Congo, a varios millones de kilómetros cuadrados de bosques, a agua, a arroyos, a ríos, a «recursos naturales considerables».
«Pero al mismo tiempo, también es un continente en el que 600 millones de personas no tienen acceso a la electricidad y eso cuando hoy estamos hablando de la transición energética», añadió durante una rueda de prensa conjunta con el canciller alemán, Olaf Scholz, y el presidente de las Comores, Assoumani Azali.
Se mostró convencido de que invertir en África «no es ayuda al desarrollo» sino que constituye una «asociación en la que todos salen ganando» y subrayó que «la clave es la energía». Para modernizar la agricultura y garantizar la seguridad alimentaria es necesaria invertir en energía, al igual que para industrializar África y conectar el continente con redes ferroviarias, puertos, aeropuertos y medios de transporte, agregó.
Insistió en las «buenas razones para invertir» en un continente con una población joven y creciente para que este «considerable potencial» beneficie al pueblo africano, así como a sus socios, y subrayó que África está abierta a «todo tipo de asociaciones».
Resaltó, además, que esto haría que los jóvenes africanos no emprendieran la peligrosa travesía a través del Mediterráneo que se ha cobrado miles de vidas, sino que se quedaran en el continente y pudieran beneficiarse de las condiciones allí para poder trabajar para su propio pueblo.
Los destinos africanos del primer viaje a ese continente del canciller alemán, Olaf Scholz, no se eligieron al azar. «La democracia, el estado de derecho y las cuestiones importantes para nosotros, no están solo relacionados con los llamados países occidentales», dijo en entrevista con la corresponsal de DW en Johannesburgo, Michaela Küfner. «Sudáfrica es una democracia, al igual que Senegal y Níger. Por eso los visito y creo que es importante que sigamos trabajando juntos y digamos que el mundo tiene un buen futuro si trabajamos juntos».
La invasión de Rusia a Ucrania originó un cambio de perspectivas en todo el mundo. «Fue muy positivo debatir con los jefes de Estado y de Gobierno y entender que tienen una visión del mundo muy similar y que también comparten el deseo de trabajar juntos», remarcó Scholz en Johannesburgo.
Este año, Alemania preside el G7, las siete economías de naciones democráticas más importantes del planeta. Por eso, fortalecer las democracias en todo el mundo es uno de los objetivos comunes. El Gobierno alemán invitó a Senegal y Sudáfrica, además de a Indonesia, India y Argentina, a la cumbre del G7 en Alemania, a finales de junio.
Senegal preside la Unión Africana y Sudáfrica es el país socio más importante de Alemania al sur del Sáhara. Su volumen comercial asciende a 20.300 millones de euros, similar al de Brasil.
«En mi opinión, habrá muchos países muy influyentes en el mundo en las próximas décadas, no solo Rusia, China, Estados Unidos y Europa», dijo Scholz a DW. Los estados democráticos deben asumir responsabilidad: «Es la base para un mundo multilateral, en el que no solo veremos muchos países influyentes y diversos, sino países que trabajan juntos por un futuro mejor».
Pero también hay estados autocráticos como Rusia y China, que amplían su influencia en el continente africano. Rusia, sobre todo, en el ámbito militar, suministrando armas, por ejemplo. Las consecuenicas de esta influencia fueron más que evidentes cuando, a principios de marzo, la Asamblea General de la ONU aprobó por amplia mayoría una resolución que condenaba la invasión rusa a Ucrania: numerosos estados africanos se abstuvieron; Estados con los que Alemania quiere ahora estrechar lazos.
África necesita ayuda en la lucha contra el hambre, pero también tiene mucho que ofrecer: recursos naturales como gas, metales raros y uranio. Senegal, por ejemplo, está construyendo una planta de licuefacción de gas natural, y Sudáfrica es pionero en la producción de hidrógeno. Alemania no había reconocido el potencial de África, porque, hasta ahora, ha recibido gas y petróleo baratos de Rusia. Sin embargo, la situación ha cambiado y esta es una de las razones por las que el Gobierno alemán está decidido a impulsar su cooperación con África.
En la mira, está una cooperación que vaya más allá de la ayuda al desarrollo, una colaboración económica fundada, pero que no podrá resolver la actual crisis energética a corto plazo. «Nos encontramos en una situación muy difícil si observamos los precios del combustible», advierte Scholz. «Es obvio que no será posible subvencionarlos, tampoco a nivel global», advirtió.
Otro artículo de interés: Rey Carlos de Gran Bretaña condena colonialismo