INTERNACIONAL
Lectura: 6 minutos
Josep Borrell, embajador de UE para Exteriores y Seguridad, advierte que secuestro del Galaxy Leader por rebeldes hutíes del Yemen es «un peligro para la seguridad marítima internacional».
El jefe de la diplomacia europea hizo estas declaraciones al término de una reunión en la capital jordana, Amán, con el enviado especial de Naciones Unidas para el Yemen, Hans Grundberg, con quien abordó «la incautación de un barco por parte de los hutíes».
«Se trata de un peligro para la seguridad marítima internacional y amenaza directamente el tráfico marítimo en el mar Rojo», indicó Borrell en la red social X (antes Twitter). Los hutíes anunciaron el domingo la captura del buque, que aseguraron que pertenece a Israel, y afirmaron que este tipo de operaciones solo van dirigidas contra barcos de bandera o propiedad Israel.
El Galaxy Leader, que transportaba vehículos, es propiedad de una empresa británica, pero es gestionado por la naviera japonesa Nippon Yusen (NYK Line), que ha detallado que su tripulación estaba compuesta en el momento de la incautación por 25 marineros de origen búlgaro, ucraniano, filipino, mexicano y rumano.
El navío apresado, que se dirigía de la India a Turquía, navegaba con bandera de las Bahamas y sería propiedad parcial del magnate israelí Rami Unger, lo que habría detonado la operación de los hutíes.
La oficina del primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, condenó ayer «enérgicamente» lo que consideró «un ataque iraní contra un buque internacional», pero Teherán rechazó hoy estas acusaciones. Por su parte, el Gobierno japonés condenó la captura del carguero y pidió la liberación de los 25 marinos de la tripulación tomados como rehenes.
Los hutíes aseguraron que continuarán con operaciones similares «contra el enemigo israelí hasta que cese la agresión contra la Franja de Gaza y los crímenes atroces que continúan hasta este momento» tanto en el enclave palestino como en Cisjordania.
La presencia militar internacional en el Golfo de Adén parece haber surtido efecto: los ataques piratas se han reducido notablemente en esta región de la costa oriental africana, conocida como el Cuerno de África. Este 2012 se produjeron «solo» 34 casos, frente a unos 163 en 2009.
Todo lo contrario parece estar sucediendo, sin embargo, en el Golfo de Guinea, justo al otro lado del continente, en su costa occidental. Las aguas entre Costa de Marfil, en el norte, y la República Democrática del Congo, en el sur, se han convertido en un nuevo reto para la lucha contra la piratería. Según cálculos del International Maritime Bureau (IMB), con sede en Londres, los ataques piratas en el Golfo de Guinea se incrementaron en un 42 por ciento en 2012. En total, se registraron 51 casos.
Las razones para este deterioro de la seguridad en alta mar están en tierra firme, opinan los expertos: en los países vecinos reinan la inestabilidad política y los conflictos sociales. Sin embargo, la mayoría de sus gobiernos, así como los expertos entrevistados por DW, no simpatizan con la idea de una presencia marítima internacional como la establecida frente a las costas de Somalia.
Los países del golfo de Guinea extraen diariamente más de tres millones de barriles de crudo de sus suelos. La región cubre cerca del 40 por ciento de la demanda de petróleo de Europa y casi el 30 por ciento de la de Estados Unidos. Así que no es extraño que la comunidad internacional muestre interés en controlar a los piratas y estabilizar el golfo de Guinea.
En el Cuerno de África, la situación se ha controlado estacionando allí buques de guerra, entre ellos nueve de la llamada European Union Naval Force Somalia, en el marco de la Operación «Atalanta». Sin embargo, «no se puede comparar la situación del Cuerno de África con la del golfo de Guinea», asegura Pottengal Mukundan, director del IMB. «Somalia es un “Estado fallido”, allí la presencia internacional es necesaria. Los del golfo de Guinea son países soberanos, con gobiernos que funcionan», explica. Mukundan sugiere a la comunidad internacional involucrarse en la asesoría a estructuras de seguridad y motivar a estos países a implementar reformas en este sentido.
Thierry Vircoulon, del International Crisis Group (ICG), coincide con el rechazo a una misión internacional: «Los países del golfo de Guinea deben ser responsables de garantizar la seguridad. Para ello tienen que cooperar regionalmente. Ni el desarrollo de nuevas estructuras, ni la cooperación entre estos países vecinos ocurrirá de la noche a la mañana, pero se está trabajando en ello», afirma Vircoulon, que trabaja para la oficina africana del ICG en Nairobi, la capital de Kenia.
Los piratas somalíes y los nigerianos emplean técnicas similares en sus ataques, se copian unos a otros. «Se adentran en el mar con botes de pescadores. Luego embarcan a sus hombres armados en botes pequeños y se acercan así a su objetivo. Capturan el barco y lo arrastran, secuestrado, hacia un sitio desconocido», aclara Mukundan, del IMB.
Las diferencias aparecen después: mientras los somalíes aspiran generalmente al pago del rescate por el barco y su tripulación, los nigerianos parecen más bien interesados en la carga. «En el caso de estos piratas del golfo de Guinea llama la atención, además, su marcado empleo de la violencia. Disparan mucho más rápido, maltratan brutalmente a la tripulación. Eso se debe quizás a que no tienen ningún interés primario en los rehenes», sugiere Michael Strahl, experto de la revista MarineForum.
Otro artículo de interés: Ayatolá Jamenei insiste con desaparición de Israel