INTERNACIONAL
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Jefe de Hamás en la Franja de Gaza, Yahya Sinuar está considerado el cerebro del atentado del 7 de octubre contra Israel. A sus 61 años, el «carnicero de Jan Yunes» es muy conocido por los servicios de inteligencia de Israel.
«Sueño con Sinuar, pienso en él cuando como… pienso en él todo el tiempo», admite Michael Kobi. A sus 78 años, a este veterano del Shin Bet, el servicio de inteligencia interior israelí, le persigue la imagen de Yahya Sinuar, cuenta el corresponsal de RFI en Jerusalén, Sami Boukhelifa. Lo tuvo cerca en cárceles israelíes, donde se encargaba de los interrogatorios. Ha registrado 150 horas de interrogatorios con el que fuera en su momento jefe de una milicia encargada de localizar a los traidores a la causa palestina. «Nunca he conocido a nadie tan cruel», afirma. Utilizaba un cuchillo de carnicero y decapitaba a sus víctimas. En Gaza le apodaban «el carnicero de Jan Yunes». «Hablaba con frialdad e indiferencia. Nada lo conmovía».
Yahya Sinuar es «el rostro del mal», declaró recientemente un portavoz del ejército israelí. Nacido en el campo de refugiados de Jan Yunes, en Gaza, Yahya Sinuar creció a la sombra del jeque Yacine, fundador de Hamás, apunta Murielle Paradon, periodista del Servicio Internacional de RFI. Pronto se convirtió en el jefe de una milicia encargada de perseguir a los traidores. Su crueldad le valió su apodo. Su postura radical hacia Israel es bien conocida.
«En 1989, dijo que estaba planeando una gran masacre de judíos, de acuerdo con los estatutos de Hamás. Así que considera un éxito lo que hizo. Deberíamos haberle eliminado hace mucho tiempo».
Desde el sangriento ataque de Hamás en el sur de Israel el 7 de octubre, el padre de la rehén Mia Leimberg, de 17 años, rezaba por su liberación y por el regreso de la mascota de la familia.
Para gran alegría de Moshe Leimberg, su hija fue finalmente liberada el martes en un grupo de 12 rehenes, 10 israelíes y dos tailandeses, entre los que también estaban su madre y su tía.
Su liberación, en virtud de un acuerdo para cesar temporalmente los combates entre Israel y Hamás en la Franja de Gaza, también resolvió el misterio de lo ocurrido a Bella, la perra de Mia.
En el momento del ataque del movimiento palestino, la mascota se encontraba con Mia en el kibutz Nir Yitzhak, el sur de Israel, donde ella y su madre Gabriela visitaban a su tía.
Moshe Leimberg buscó al adorable perro blanco tras el ataque ─en el que fueron secuestrados unos 240 rehenes, según las autoridades israelíes─ con la esperanza de que reconfortara a su hija a su regreso, informó el diario Israel Hayom.
El paradero del animal fue revelado el martes, cuando se difundieron por todo el mundo imágenes de Mia, escoltada por combatientes armados y enmascarados de Hamás y del grupo Yihad Islámica, para ser entregada a la Cruz Roja.
Mia llevaba en sus brazos a Bella, que parece que la acompañó durante su cautiverio.
Las autoridades israelíes afirman que el ataque de Hamás del 7 de octubre dejó unos 1.200 muertos, en su mayoría civiles.
En respuesta, Israel prometió eliminar a Hamás y desató una ofensiva aérea y terrestre que, según el movimiento islamista que gobierna en Gaza, mató hasta el inicio de la tregua a casi 15.000 personas, también civiles en su mayoría.
Una mujer israelí de 85 años, secuestrada por Hamás el 7 de octubre y liberada dos semanas después, dijo que durante su cautiverio vio a Yahya Sinwar, líder de la organización islamista, y le preguntó cómo no se avergonzaba de haber actuado violentamente contra activistas por la paz como ella.
Yocheved Lifshitz, de 85 años, fue trasladada de su casa del kibutz Nir Oz, en Israel, a Gaza. Según dijo al periódico israelí Davar, se enfrentó a Sinwar cuando este visitó a los rehenes en un túnel subterráneo donde Hamás los mantenía cautivos.
«Sinwar estuvo con nosotros tres o cuatro días después de nuestra llegada», dijo Lifshitz al periódico Davar en hebreo. «Le pregunté cómo no se avergüenza de hacer algo así a gente que todos estos años ha apoyado la paz».
«No contestó. Se quedó callado», dijo.
Lifshitz es una activista por la paz que, junto con su marido, ayudó durante años a palestinos enfermos de Gaza a llegar al hospital, según contó su nieto a Reuters. Su marido, Oded, de 83 años, también fue secuestrado en su casa y sigue cautivo.
En declaraciones a la prensa tras su liberación del cautiverio de Hamás el mes pasado, Lifshitz dijo que «vivió un infierno☼ durante sus dos semanas como rehén en la Franja de Gaza.
Lifshitz fue una de las cuatro mujeres liberadas por Hamás al principio de la guerra. Dijo que la habían golpeado cuando la secuestraron, pero que luego la trataron bien durante sus dos semanas de cautiverio.
Al ser liberada, se volvió para estrechar la mano de un captor enmascarado. Al preguntarle por qué, respondió: «Nos trataron con amabilidad y atendieron todas nuestras necesidades».
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