INTERNACIONAL
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Corea del Norte aseguró el sábado que su satélite espía lanzado esta semana ha tomado imágenes de potenciales blancos en la vecina Corea del Sur, especialmente en zonas donde se ubican varias bases militares estadounidenses destacadas.
El presidente norcoreano, Kim Jong-un, volvió a visitar en la víspera el centro general de control de la Administración Nacional de Tecnología Aeroespacial (NATA, por sus siglas en inglés) en Pyongyang, desde donde se coordina la misión satelital.
Allí se le mostraron «fotografías de las principales regiones blanco, incluidas Mokpo, Gunsan, Pyeongtaek, Osan, Seúl y otras áreas», informó la agencia estatal de noticias KCNA en un comunicado.
En la ciudad de Pyeongtaek, en el norte de Corea del Sur, se ubica Camp Humphreys, la mayor base militar estadounidense fuera de territorio norteamericano. Gunsan y Osan también albergan bases.
Las fotografías habrían sido tomadas entre las 10:15 y 10:27 hora local del viernes, «cuando el satélite pasó sobre la península de Corea», de acuerdo a la información difundida por dicho medio.
Kim, que ya se desplazó hasta el centro de control horas después del lanzamiento del aparato a última hora del martes, volvió a visitar las instalaciones «para revisar la preparación operativa del satélite de reconocimiento».
El régimen ha señalado que la misión satelital comenzará oficialmente el 1 de diciembre, pero asegura que el aparato ya ha captado imágenes relevantes, entre ellas de varias instalaciones militares estadounidenses en la isla de Guam.
Pyongyang no ha publicado ninguna imagen tomada por el satélite, lo que serviría para confirmar que funciona correctamente, algo que ningún tercer país se ha aventurado aún a afirmar.
El portaaviones de propulsión nuclear USS Carl Vinson llegó el martes al puerto de la ciudad surcoreana de Busan (unos 350 kilómetros al sureste de Seúl), según informó la Marina del país asiático, en una nueva exhibición del mecanismo de disuasión establecido por Washington y Seúl frente a Pyongyang.
El navío llega acompañado de su grupo de ataque y busca «incrementar la visibilidad regular de los activos estratégicos de Estados Unidos, cumpliendo las promesas de disuasión ampliada y mejorando la postura de defensa combinada», explicaron las Fuerzas Navales de Corea del Sur en un comunicado.
El texto indica que la llegada del buque está en línea con el fortalecimiento de la llamada disuasión extendida o ampliada, que Washington y Seúl acordaron este año y que ha implicado, entre otras cosas, un incremento en la frecuencia con la que el Pentágono despliega en la península sus armas estratégicas y la creación del llamado Grupo de Consulta Nuclear (NCG), mecanismo para coordinar respuestas estadounidenses a posibles ataques de Corea del Norte, incluyendo la opción nuclear.
El secretario de Defensa estadounidense, Lloyd Austin, ya adelantó la semana pasada la llegada del USS Carl Vinson, que visitó la península por última vez en 2017 y es el tercer portaaviones estadounidense que visita Corea del Sur este año tras el USS Nimitz en marzo y el USS Ronald Reagan en octubre.
Su llegada a Corea del Sur «demuestra la sólida postura de defensa combinada», así como «la firme determinación de responder al avance de las amenazas nucleares y de misiles de Corea del Norte», afirma en el mencionado comunicado el director del centro de operaciones marítimas de la flota surcoreana, Kim Ji-hoon.
La llegada del USS Carl Vinson se produce horas después de que Pionyang notificara una ventana de lanzamiento que abarca del 22 de noviembre al 1 de diciembre para tratar de poner en órbita su primer satélite de reconocimiento, una acción que Seúl y Washington consideran una violación de sanciones de la ONU, que prohíben al régimen testar tecnología de misiles balísticos.
En la víspera mismo, el jefe de operaciones del Estado Mayor Conjunto (JCS) surcoreano, Kang Ho-pil, aseguró que Seúl tomará las «medidas necesarias» si Pionyang sigue adelante con el lanzamiento, en aparente referencia a la suspensión parcial de un acuerdo intercoreano de 2018 pensado para rebajar la tensión militar en las zonas fronterizas entre ambos países, técnicamente aún en guerra.
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